“La vida humana es un camino. ¿Hacia qué meta? ¿Cómo encontramos el rumbo? La vida es como un viaje por el mar de la historia, a menudo oscuro y borrascoso, un viaje en el que escudriñamos los astros que nos indican la ruta. Las verdaderas estrellas de nuestra vida son las personas que han sabido vivir rectamente. Ellas son luces de esperanza. Jesucristo es ciertamente la luz por antonomasia, el sol que brilla sobre todas las tinieblas de la historia. Pero para llegar hasta Él necesitamos también luces cercanas, personas que dan luz reflejando la luz de Cristo, ofreciendo así orientación para nuestra travesía.”[1]

Estas personas que nos enseñan cómo alcanzar la meta, son los Santos: cercanos, porque compartieron nuestras fragilidades y nuestras luchas, pero verdaderas estrellas de nuestra vida, porque vivieron las virtudes en forma extraordinaria.

Este blog quiere hacerte conocer a una mujer ejemplar. Hoy la Iglesia, que es Madre de los Santos, está estudiando y valorando sus virtudes y sus obras que hoy perduran: es la Venerable, Madre Eufrasia Iaconis, Fundadora de las Hijas de la Inmaculada Concepción de Buenos Aires.



[1] Spes Salvi, N° 49

martes, 17 de diciembre de 2013

Pensamientos de la Madre Eufrasia Iaconis

La frase que se lee a continuación fue extraída de una de las cartas que la M. Eufrasia le escribe a Monseñor Grazioli, quien será hasta 1906 el delegado particular de la Congregación. En la misma, la Madre explica a Monseñor su imposibilidad para volver a Roma frente a las necesidades que aquejan a  la Congregación en la Argentina.
En estas pocas, pero intensas palabras, la Madre Eufrasia nos permite valorar su total entrega al Señor, no solo desde lo espiritual sino desde su actividad cotidiana, ya sea como guía de la Congregación, o bien desde el trabajo social.

 
" ... Yo estoy dispuesta a cualquier sacrificio porque mi vida toda la he consagrado completamente a Dios por el bien de esta pobre y atribulada Congregación." [1]






[1] Cartas, I, Cartas de la M. Eufrasia a Monseñor Grazioli. Buenos Aires, 17-5-1904, 108-110.

lunes, 9 de diciembre de 2013

Fases en el proceso de las Causas de Canonización de los Santos.

Según los documentos emanados de la Santa Sede[1], una Causa de Canonización debe atravesar tres instancias:

  • Fase Preliminar: corresponde a la vida, muerte y etapa posterior a la misma de un fiel católico presentado a la Iglesia como posible Santo. En esta Fase se observan las virtudes, teologales y cardinales, que caracterizaron su vida; la fama de santidad y la fama de los signos de santidad.
El actor (congregación, orden, asociación) promueve la Causa de canonización ante el Obispado.
El Obispo debe efectuar una serie de averiguaciones antes de considerar que es conveniente instruir la causa que se presenta. Tomada la decisión de admitirla, dará comienzo al procedimiento propiamente dicho.

  • Fase Diocesana: La Santa Sede, por medio de la Congregación para las Causas de los Santos, dicta el Decreto en el que establece que nada impide iniciar la Causa: "Nihil obstat".
Una Comisión jurídica, designada por el Obispo, recibe los testimonios de las personas que atestiguan sobre la vida y la fama de santidad del Siervo de Dios. Esta Comisión no emite juicio alguno sobre la declaración de santidad.
La Comisión de peritos en Historia y Archivística, finalizado el relevamiento de la documentación existente en los reservorios históricos, estatales, privados y eclesiásticos, organiza el material bajo normas archivísticas, prepara un informe erudito y una biografía sobre el Siervo de Dios.
Una comisión de censores teólogos, señalados también por el Obispo, analiza los escritos del Siervo de Dios.
El procedimiento instructorio concluye cuando se presentan ante el Obispado todos los documentos que corresponden a esta etapa y se realiza la sesión de clausura, en la que se firman y lacran las cajas cerradas que los transportarán a Roma.

  • Fase Romana: El Relator de la Causa elabora la "Positio". En este documento se incluyen, además de los testimonios de los testigos, los principales aspectos de la vida, virtudes y escritos del Siervo de Dios. Una vez impresa, es discutida por una Comisión de Teólogos consultores.
En sesión solemne de Cardenales y Obispos, la Congregación para las Causas de los Santos, discute el parecer de la Comisión de Teólogos. Si aprueba la "Positio" el Santo Padre puede proceder a promulgar el Decreto de heroicidad de virtudes. El Siervo de Dios pasa a ser considerado Venerable.
El proceso de examinar un "presunto" milagro atribuido al Venerable se lleva a cabo en la Diócesis donde ha sucedido el hecho y donde viven los testigos. Posteriormente, es estudiado en Roma por la Congregación para las Causas de los Santos, quien da su veredicto final sobre el "milagro". Con los antecedentes anteriores, el Santo Padre aprueba el Decreto de Beatificación  y determina la fecha de la ceremonia litúrgica de  Beatificación.

El 2 de agosto de 2012 se cerró en el Arzobispado de Buenos Aires con presencia del entonces Cardenal Jorge Mario Bergoglio, hoy Papa Francisco, la Fase Diocesana de la Causa de Canonización de la Madre Eufrasia, iniciándose la Fase Romana etapa en la cual se encuentra actualmente.



[1] Constitución Apostólica Divinus perfectionis Magíster, 1983; Normas servandae in inquisitionibus ab Episcopis faciendis in Causis Sanctorum, 1983; Instrucción Sanctorum Mater, 2007.

martes, 3 de diciembre de 2013

27 de noviembre: Recordamos el Bautismo de la Madre Eufrasia Iaconis.

El 27 de noviembre de 1867 fue bautizada en la iglesia matriz de Casino, hoy Castelsilano, dedicada a María Santísima Inmaculada la niña María Josefa Amalia Sofía Iaconis.
El R.P. Vicente Gambón en su "Recuerdo biográfico de la Rda. Madre Sor Eufrasia Iaconis", escribe sobre ese día en el que Dios recibió a la pequeña Sofia en el seno de su Iglesia:

"El 27 de ese mes tomó posesión la gracia divina de aquella alma, en la que moró el Espíritu divino, no abandonándola ya más, y cubriéndola con su manto protector en todo el resto de su accidentada vida"[1]


El Acta de Bautismo[2], que se encuentra en el Libro correspondiente a los años 1856-1868 de la Parroquia de Castelsilano, nos permite conocer otros datos: El Sacerdote que bautizó a la Madre Eufrasia fue el R.P. Giuseppe Ammirati y la madrina fue la sra. Rosa Fazio.

Iglesia María Santísima Inmaculada de Castelsilano y Pila Bautismal donde recibió el Sacramento del Bautismo la Madre Eufrasia Iaconis





[1] PADRE GAMBÓN, VICENTE S.J. Recuerdo biográfico de la Rda. Madre Sor Eufrasia Iaconis. Superiora General de las Hermanas de Caridad Hijas de la Inmaculada. Milán, Tipografía Pontificia de San José, 1919. Pág. 4.
[2] Certificado de Bautismo. Copia en Archivo Histórico FIC CCCME/ 60, 3, 1