“La vida humana es un camino. ¿Hacia qué meta? ¿Cómo encontramos el rumbo? La vida es como un viaje por el mar de la historia, a menudo oscuro y borrascoso, un viaje en el que escudriñamos los astros que nos indican la ruta. Las verdaderas estrellas de nuestra vida son las personas que han sabido vivir rectamente. Ellas son luces de esperanza. Jesucristo es ciertamente la luz por antonomasia, el sol que brilla sobre todas las tinieblas de la historia. Pero para llegar hasta Él necesitamos también luces cercanas, personas que dan luz reflejando la luz de Cristo, ofreciendo así orientación para nuestra travesía.”[1]

Estas personas que nos enseñan cómo alcanzar la meta, son los Santos: cercanos, porque compartieron nuestras fragilidades y nuestras luchas, pero verdaderas estrellas de nuestra vida, porque vivieron las virtudes en forma extraordinaria.

Este blog quiere hacerte conocer a una mujer ejemplar. Hoy la Iglesia, que es Madre de los Santos, está estudiando y valorando sus virtudes y sus obras que hoy perduran: es la Venerable, Madre Eufrasia Iaconis, Fundadora de las Hijas de la Inmaculada Concepción de Buenos Aires.



[1] Spes Salvi, N° 49

martes, 7 de marzo de 2017

1867 - 2017: 150 años del Nacimiento de la Sierva de Dios, Madre Eufrasia Iaconis: su Bautismo.

El Catecismo de la Iglesia Católica nos dice que el Bautismo es el fundamento de la existencia del cristiano, no solo porque nos abre la puerta a la vida en el espíritu y a otros sacramentos sino porque nos libera del pecado y nos regenera como hijos de Dios.
A nueve días de su nacimiento, el 27 de noviembre de 1867, la Madre Eufrasia recibió este Sacramento, por manos del R.P. Giuseppe Ammirati, con el madrinazgo de Rosa De Fazio. La ceremonia se efectuó en la iglesia matriz de Castelsilano, llamada según los documentos de la época La Inmaculada Concepción de la Beata Virgen María, hoy María Santísima Inmaculada. Actualmente, se conserva la pila bautismal original traída de Cerenzia, en la cual posiblemente la Madre recibió las aguas bautismales.
El Padre Vicente Gambón escribió unas hermosas y conmovedoras palabras sobre este momento tan importante de la vida de la Sierva de Dios:

“Sus padres Antonio Iaconis y Antonia Spina, quienes a las condiciones de una posición elevada en aquella sociedad unían las personales de una tierna piedad, no tardaron en regenerar a la recién nacida con las aguas del bautismo, dándole los nombres de María, Josefa, Amalia, Sofía. El 27 de ese mes tomó posesión la gracia divina de aquella alma, en la que moró el Espíritu divino, no abandonandolá ya más, y cubriéndola con su manto protector en todo el resto de su accidentada vida.”[1]





[1] PADRE GAMBÓN, VICENTE S.J. Recuerdo biográfico de la Rda. Madre Sor Eufrasia Iaconis. Superiora General de las Hermanas de Caridad Hijas de la Inmaculada. Milán, Tipografía Pontificia de San José, 1919. Pág. 3, 4.